Clase Abierta UDP: Vanguardia Latinoamericana, un siglo en crisis

 



1- ¿Qué valor ves en abrir espacios de encuentro entre la universidad y la comunidad, como esta clase abierta en el contexto de la Feria del Libro?

 

La universidad es una comunidad en sí misma, una comunidad signada por la creatividad, la cooperación y por qué no, también por el cariño, que es el que uno siente por la posibilidad de poder hacer clases, crear proyectos interesantes como, por ejemplo, el que dirigí el 2021, “Grupo de Investigación: Archivos y poéticas”, gracias a un fondo de Innovación y Desarrollo de la VRA, o invitar a autores/as como fue la visita de Edgardo Dobry de Argentina o Gonzalo Espino Relucé de Perú, entre otros. A lo que voy es que esta idea de una universidad expandida más allá de su propio hábitat natural es lo que, en efecto, le da sentido a todo lo que sucede dentro porque es en ese afuera, en esa otra comunidad que es la sociedad civil, donde lo que creemos, imaginamos, reflexionamos y soñamos vuelve a su origen, al lugar desde donde fue pensado. Incluso, la propia idea de una Feria del Libro abierta e incluyente como una ya efeméride universitaria anual amplía este espectro hacia los editores, nuevos lectores, otros recorridos de lo que se está publicando en Chile. Por esto, es que me encanta haber podido desde Estudios Generales, que representa todo lo dicho anteriormente, haber llevado a cabo esta clase abierta para pensar las condiciones de lo poético, las crisis de la vanguardia latinoamericana desde las escrituras de los años veinte del siglo pasado a las lecturas posibles desde el nuestro.

 

2- ¿Qué aspectos del curso quisiste destacar o expandir en esta clase abierta?

 

Una clase en sí misma es el dichoso encuentro en torno a un objeto en común. Uno que nos apasiona, que nos produce curiosidad o que, quizá, desconocemos completamente, da igual; en ese espacio compartido es que, tanto profesor y estudiantes como sujetos críticos, nos permitimos hacerle preguntas, rondarlo, desde nuestras experiencias previas, nuestros propios intereses, para convertirlo en un objeto también crítico, lo que nos permite ingresarlo a una “cajita” metodológica que es donde los específicos saberes funcionan en su diversidad y riqueza, donde inventamos teorías de lectura, para luego esa información de salida llevarla a las posibilidades de funcionamiento en su propia exterioridad, es decir, en lo que no es, justamente, literatura. Esto es lo que quise destacar en la clase abierta, el modo en cómo pensamos y trabajamos la literatura a veces sin tener claro los procedimientos que usamos, pero que nos permiten interpelar una obra, un archivo, llevarlo a un rendimiento que no sabíamos se podía. Por ejemplo, explicaba sobre los ejes de cuerpo, discurso y territorio como formas de singularizar un texto, genealogías sobre la base de procesos, tensiones entre lengua y lenguaje, o la ética como repliegue, la estética como pliegue y la política como despliegue. En sí, estas son algunas de las cosas que me importaba quedaran claras para leer autorías en un campo cultural a través de sus poéticas como las de Mistral, Neruda, Huidobro, De Rokha o de la peruana Magda Portal, el argentino Oliverio Girondo, el brasileño Oswald de Andrade y el cubano Nicolás Guillén, que son los/as poetas que revisamos.     

 

3- ¿Qué importancia tiene, en tu opinión, que las y los estudiantes puedan compartir parte de sus procesos de aprendizaje con públicos más amplios?

 

El curso “Poesía Latinoamericana Contemporánea” es uno de la malla de Formación General, lo que le da una riqueza enorme desde los distintos lugares de enunciación de los/as estudiantes, pero ampliar una clase a la comunidad permitió, por ejemplo, que hubiese poetas de Chile, Perú y Estados Unidos que vinieron a la actividad, sentados junto a ellos/as como parte de esta pasión que mencionaba antes que es en sí misma la poesía. El mundo está pasando allá afuera y que existan estos puentes, estas conexiones, estas posibilidades de diálogo son fabulosas porque hay mucho que hacer, mucho que pensar, mucho por seguir imaginando. Una de las reacciones de la clase abierta, en concreto, fue que un estudiante se entusiasmara con un trabajo que yo tenía suspendido con el archivo y edición de la obra de Pablo de Rokha, lo cual me dio el ánimo de volver a esa fuerza original para recomenzar este proyecto. Así de importante es para ellos/as, pero también para mí.


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